lunes, noviembre 28, 2005

Y vuelve la crisis. Kokoschka sigue en mi blog y yo en su poster. Mi gatita (DiDi) por fin se lleva bien con mi perrita (KiTy) y mi cabeza sigue dando vueltas al rededor de quien no fue. Un bebé de brazos que nunca me estrecharon, de pies que nunca vi andar.
Y siguen existiendo historias, historias, más historias. Como aquel que se convirtió en una arruga, por tanto trabajar. O como aquella que se convirtió en un dibujo, por que el dibujante la quería a güevo con él. También la historia urbana, de aquel policía que reportaba "Comandante, comandante, aquí reportándose aguila 46, con la noveda eque nos hayamos a unos jóvenes de la universidá en el estadio, les encontramos... palomitas". No mames. Se los querían llevar por estar usando palomitas, de esas de pólvora, de medio centímetro por lado. Luego el pendejo que se cree poeta, y sus poemas nomás servirán para adornar posters, y el ni?o que se cree genio, por escribir una novela a los veintitrés o veinticuatro a?os, siendo que Goethe escribió sus primeras grandes obras a los diecisiete. Luego el día estatal del rock, que no fue de rock, porque llevaron a una jodida banda de Ska, los estrambotikos... Sin palabras.

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