lunes, mayo 10, 2004

Mi cabeza no está en su lugar. Las ideas me dan vuelta por los pies. No puedo andar más.
Peleas, desilusiones, peleas, gritos, peleas. Ya no quiero escuchar ?Es tan malo ser poco inteligente y no poder terminar la preparatoria? A veces quiero correr y no volver.
Quiero ir con él, él que sé que me abre los brazos con los ojos cerrados. Que sé que me espera. Las lágrimas se quedan dentro y deshacen mi garganta, mis venas. No sé si seguir viviendo o dejar de seguir o dejar de pensar. No debiste conocerme. No debiste acercarte aquella noche. No debiste haberme llamado y luego invitarme a salir. No debiste tocar mis labios. Ya te envenené con mi dulce amargura. No debiste de haberme aceptado... "la perdedora", "la ni?a que llega tarde a su casa", "la ni?a que no es nada", "la ni?a que no vive aquí donde tú" "ella que no va a ser nada nunca". Luego tú, de tus labios: "no le echas ganas", "todo lo haces al revés", "tú no sabes", "tú eres irresponsable", "a tí no te interesa tocar", "tú no tienes tu equipo completo", "Tú eres empleada, yo tengo de dónde sacar dinero si no quiero estudiar, pero tu, tu..." (y no lo saqué de una novela). Si, yo... quien puede darte clases de buenos modales, de ortografía, computación, inglés. Yo, yo... de buen humor. Tu, tu... amargo.
A veces quiero dormir para jamás despertar...

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