jueves, octubre 27, 2005

Vocales

Diódoro compró un sillón en la tienda de cosas usadas.

Diódoro escuchaba ojos, veía palabras torcidas y estornudaba historias amarillas. Pensaba todos los díasue?os, asegurándose que algún transeúnte despistadormí-a su paso, por escuchar sus ideas. Bebiendo tequila e imaginando putas en las ies, pasó gran parte de la vida; en el sillón amigo, quien entendía sus agonías y contestaba sus pensamientos de mentol. Y un dí-a sus ideas les crecieron pies y lo siguieron como sombras cada vez que se levantaba del sillón amigo. Ya no quiso más luz; hizo quitar cada foco de su ca-(be)-s(z)a-pato. Pero las as empezaron a brincarle en cada dedo al abrir un libro cuando no estaba sentado en el sillón amigo, y mandó quemar cada hoja impresa. Ya sin libros y sin ideas, quiso hablar y hablar sin-ies-tro en alguna cantina, pero dejó olvidadas, además, las es; molestas, le mor-dieron los ojos. Diódoro volvió a Su-si-llón amigo, enojado y a-turdido-lorido, se empapó de tequila hasta el cerebro y compró un libro; las os le saltaron a la boca y lo hundieron en el sillón amigo. Una u muy capital, con su curva tan atractiva, lo envolvió y

El sillón amigo eructó feliz y esperó muy quieto a que Susi lo llevara a la tienda de cosas usadas.

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