La tortuga le escupe fuego al dragón blanco, y mientras, la gigante mano me invita a imaginar de cerca. El dragón se destruyó y una avioneta espumosa derrama su combustible de algodón. Luego bajo la vista y encuentro un se?alamiento: Durango 45. Entonces encuentro la tierra y las nubes se han ido, llevándose mi imaginación.
Quiero ser ni?a para siempre.
lunes, mayo 10, 2004
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