He vuelto del pueblo embrujado de bellezas. El "rocío de la ma?ana", como lo llama mi mamá, me lavó las ideas. Las estrellas siguen huyendo a los rincones más oscuros, pero una noche nublada me ofreció a la luna incendiada, sin ellas.
No he sabido nada del hombre casado, pero su nombre tiene eternidad... No lo olvido, la noche lo despierta en mi cabeza... pero, y el otro él? desapareció en el continente viejo y está por volver a su vida, que era la mía también. Voy a colgar en un gancho mi alma empapada de recuerdos viejos y olvidos nuevos.
Allá no pensé más, pero Rós sigue en mis oídos todas las noches, te lo dije; jamás olvidaré ese sonido, ni esa tarde, ni la noche... Tampoco tus dedos, los dedos, la chamarra de cuero que traíamos los dos. La barba oscura, los ojos clavados en el eterno silencio de las notas Rós. Tus ojos de silencio y soledad acompa?ada. Y dijiste algo: todos tenemos derecho a calmar nuestra soledad. El abrazo salvó una noche... Y ese mismo salvará todas las demás, aunque no estes bailando con la luna y tus ojos de camaleón. Dónde estás?
lunes, julio 05, 2004
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