Sus labios bailaban al ritmo que saltaban sus manos sobre sus piernas. Me asaltaba de preguntas y yo, con el cielo en la cabeza, le contestaba al azar. Sé que fueron mis ideas muertas quienes me hicieron so?ar, sé que tal vez no vuelva a existir jamás frente a mi, pero me dijo un secreto: dijo que la historia que me habían contado, era falaz. ?Tú no exististe en mi cabeza!.
jueves, agosto 19, 2004
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