Él mandó el sol a mis ojos cuando en mi cabeza llovían sue?os rotos. Ahora lo escucho lejano, pero saboreo sus palabras como si estuviera a mi lado. En la radio suena Opeth y escuchando de él esos espacios en su voz... por un instante eterno me detengo en "La Noche de Carretera y Rós", que se ha convertido en mi cuento para so?ar. Los a?os y las notas nos mantienen lejos y sin embargo respiro sus silencios. Algunas caricias frotaron en el aire sin conocer tu piel, mi piel.
Sigues siendo lo imposible... Ya sabes, lo bellamente imposible...
lunes, septiembre 13, 2004
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