lunes, abril 11, 2005

Ella se sentó en mi banqueta

Abro la puerta de mi casa, espero no encontrarme con alguien a quien le hayan robado algunas sílabas; estoy cansada, como para desmembrar a un desletrado más. Pero hay que limpiar al mundo de quienes se comen las letras. Y aparece ella, tan morena, rebanando palabras, arrancando las u?as a las vocales, mutilando oraciones y asaltando párrafos. ?Cómo estás? Le pregunto. Bien jodida, contesta. Me siento a su lado. ?Qué te pasó? Pos me pasó la vida.

*
"Tenía dieciocho a?os. A mí me casaron a güevo con un cabrón que no me dejaba ni cerrar los ojos cuando me cogía, que si los cerraba era porque pensaba en otro. Taba comprometida desde que a mi madrecita se le ocurrió escupirme al mundo, porque así es en el rancho donde yo vivía".

Ella y su esposo obligado, vinieron a vivir acá a la ciudad hace un tiempo. Se sale con frecuencia y anda por ahí sin rumbo, mordiendo palabras.

"Un día me fui caminando y en una calle me metí a una salita onde había mucha gente y un viejo buenísimo que hablaba, como de esos que hablan de cosas raras, del que menamoré, ni te cuento cómo, pero empecé a salir con él y yo casada y después de un tiempo dejé a mi esposo y me fui a vivir con él, que era poetilla.
Luego me cansé dél, era tan cursi que quería gomitarme. Quería largarme, pero no tenía ponde, hasta que encontré a un primo, uy, ese primito. Cuando tabamos chiquillos, que andábamos en el rancho, nos íbamos patrás, allá onde ponían a los caballos y hacía que me chupara todita, todita, ay, hasta me dan escalosfrios. Bueno, pos le dije que no tenía ponde ir (unas letras ausentes). Le llamé y que si, que vente paracá. Pos me jui parallá. Y llegué y él así muy bueno, que ándale mija que cómostás, que qué gusto verte, que porqué no le había llamao antes. Y yo ahí remensa (más letras robadas) está guapetón el viejo y yo en la edad de la eterna primavera, imagínate. Acordándome de cuando éramos escuincles. Estrellaba mis ojos en sus... (Desletrada).
Pos ora si, a la cama con él. Me trataba rebien y me gustaba que me cogiera. Nomásque luego pos me aburrió y me largué de ahí también (existe un silencio, tal vez por el luto que guardamos a las palabras que ella destrozó)".

Le han de doler más las letras que le arrancaron de la lengua, que la misma vida.

*
Ahí puedes dormir, no hay cama, pero hay cobijas. Estoy en la habitación de enfrente por si necesitas algo, aunque no paso mucho tiempo aquí.
Si ella duerme, yo limpio al mundo.

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Cuando se sentó en mi banqueta le habían robado algunas letras. Ya no tendrá más sílabas errantes. Su cabeza puede adornar mi librero nuevo y su lengua, dejar de mutilar tantas palabras.

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